Lunes 23 de abril de 2001, INFORMACION GENERAL, Clarín

 

 

UNA ATRACCION AL OTRO LADO DEL RIO: GIGANTESCO OPERATIVO DE SEGURIDAD CON 600 POLICIAS
Montevideo vibró al ritmo de los Redonditos de Ricota

La banda del Indio Solari tocó en el estadio Centenario ante 21.000 personas · Seis mil fans argentinos vieron el recital · Hubo 52 detenidos, pero no se produjeron incidentes serios

 Ya lo veo, si no gritamos todos parecemos Soda Stéreo." Los chicos se entretuvieron cantando cosas como éstas hasta que a las ocho de la noche, puntual, la banda de rock Patricio Rey y los Redonditos de Ricota salió al ruedo ante 21 mil personas. En ese momento, estalló la tribuna olímpica del estadio Centenario, convertido para la ocasión en un gran anfiteatro.

Así comenzó un nuevo acto del carnaval ricotero, esta vez para participar de la presentación del décimo disco de la banda, "Momo Sampler", un álbum con influencia del carnaval uruguayo. El show abrió con una canción del disco La Mosca y la sopa, de 1991, "El pibe de los astilleros".

Carlos "El Indio" Solari, la voz de los Redondos, vestía pantalón negro y campera de cuero con capucha. Al terminar el segundo tema —"Un ángel para tu soledad", del disco "Lobo suelto, cordero atado"—, Solari dijo: "Sería bueno que hoy no seamos ni visitantes ni locales, que seamos todos Redondos. Este es un pueblo muy hospitalario, lo conozco bien. Tiremos todos para el mismo lado".

Enfrente, "El Indio" tenía una nueva postal de la pasión ricotera. Acaso una sola bandera daba cuenta del fervor de una hinchada que no fue doblegada por el frío (a la mañana llegó a hacer 8 grados). "El pogo más grande del mundo", rezaba la bandera, que repetía la última frase dicha por "El Indio" en el último recital, realizado en el estadio de River en abril del año pasado. Ahora esa frase pasó a estar incorporada a la escenografía popular de los recitales de la banda con más poder de convocatoria de la Argentina.

Los integrantes de la banda —El Indio, la manager Poli y el guitarrista Skay, los más conocidos— fueron arribando entre el miércoles y el jueves. Se alojaron en una casa en la zona de Carrasco.
Los fans llegaron más sobre la hora. Hasta el viernes, Montevideo mantenía la misma calma que siempre la hace atractiva. Recién el sábado por la noche la avenida 18 de Julio empezó a dar signos precisos de lo que los medios uruguayos definieron como "el aluvión ricotero". Hacia la tarde del sábado unos 16 micros cubrieron el trayecto entre Colonia y Montevideo con unos 2.500 fans. Anoche, a la hora del show —con entradas agotadas—, se calculaba que había unos 6.000 argentinos.

Pero este aluvión no tuvo, finalmente, nada de violento. Sólo hubo algunos desórdenes menores e intentos de ingresar sin entrada. La policía local detuvo a 52 argentinos por tenencia de droga, armas cortantes o alcohol en las inmediaciones del estadio. Los detenidos deberán declarar hoy ante el juez.

La visita argentina no se sintió en la industria hotelera local. Aun quienes llegaron en avión —los menos, claro— enfilaban directamente hacia las inmediaciones del parque Batlle, frente al Centenario.

Ayer, ese parque amaneció con el césped cubierto de carpas e iglúes, todo enmarcado por los "trapos" (banderas) alusivos al grupo. Uno de los que acamparon fue Walter (27), quien cruzó en lancha hasta Carmelo y, de allí, en micro a Montevideo. Como todos, lo hizo para estar cerca del estadio cuando abrieran la puerta, y así conseguir buena ubicación.

Pero luego la policía fue pidiendo, de buen modo y grupo a grupo, que levantaran las carpas, lo que se hizo sin incidentes. Se puede decir que la relación entre la policía y los fans se desarrolló normalmente. Aunque el operativo de seguridad se fue incrementando conforme pasaban las horas. Para ayer el ministro del Interior Guillermo Stirling dispuso la presencia de 600 efectivos policiales —incluyendo Grupos de Apoyo, Guardia de Coraceros y Brigada Nacional Antidrogas—, a los que se sumaron otros 200 de seguridad privada dentro del estadio.

A la hora del ingreso, en el Centenario se notaba la tensión de los policías locales por el recital de rock. Los que ingresaban tuvieron que acceder a un triple cacheo de armas. También fue cordial la relación entre los fans argentinos y uruguayos. Unos y otros compartían un ritual futbolero. En la cancha se cantó "Aquí están, los ricoteros de Argentina y Uruguay".

Así se llegó a la hora del show en un ambiente de relativa tranquilidad. A las 19.15 ya había tocado La Tribu Mandril, un quinteto de percusión alternativa: golpean instrumentos como cepillos de dientes y botellas descartables. Después vino el excelente show de los Redondos, con temas de todas las épocas ("Como una acelga", "Mi perro dinamita", "Vamos las bandas"). Hoy repiten, con los candomberos de Zevelé como grupo soporte. Se espera otra fiesta.

 

VOLVER