Viernes 27 de abril de 2001, SI, CLARIN
Sin condena
Walter Bulacio. A diez años de su muerte, pedimos justicia". El aerosol rojo se estrelló contra los vidrios del Citibank y sirvió para resumir los gritos de las 500 personas que el viernes pasado marcharon desde el Congreso hasta Plaza de Mayo. Encabezando las columnas, la abuela y la hermanita de Walter, caminaban del lado de otras víctimas del gatillo fácil y la violencia institucional. Un día antes, el jueves 19, quedó establecido como el Día Contra la Violencia Institucional hacia los Jóvenes, según una ley de la Legislatura Porteña. "Otra ley hipócrita", se enfurecían todos en la marcha. Walter tenía 17 años en 1991. Murió un día como ayer, después de pasar una semana en coma en el Sanatorio Mitre. Unos días antes había ido a un recital de los Redondos en Obras, pero como no tenía entradas se quedó en la puerta. Una razzia de la Comisaría 35 se los llevó detenidos a él y a muchos otros por "desórdenes y resistencia a la autoridad". Pasó toda la noche en la comisaría, donde según el testimonio del ex agente Fabián Sliwa el Comisario Miguel Angel Espósito le pegó hasta dejarlo inconciente. Diez años después Espósito sigue libre. Y es la abuela de Walter la que sigue pidiendo justicia. Días después de la marcha y de los recitales de los Redondos en Uruguay, donde el Indio Solari dedicó el tema "Juguetes Perdidos" a la memoria de su nieto, el Sí! se sentó con María en un banco del Parque Rivadavia. A los 72 años, no puede evitar quebrarse en cada respuesta. Se quita los lentes, los limpia y fija la mirada en un punto lejano. "Cada vez que veo un chico parecido se me escapan las lágrimas".
¿Quién la acompaña?
Nadie, estoy sola con Tamara, la hermana de Walter, que tiene 7 años y es mi única compañía. Mis hijos y la mamá de Walter están muy mal, muy enfermos. Y mi otro hijo, el papá de Walter, se murió el año pasado, de tristeza nomás.
¿Qué opinión tiene usted de los Redonditos de Ricota?
Mire, Los Redonditos fueron unos malditos ellos también. Cuando estábamos velando a Walter ni siquiera una flor mandaron. Y dicen que alguna vez fueron a las marchas, pero yo nunca los ví.
Sin embargo, este domingo, en Uruguay, ellos le dedicaron una canción a su nieto... Sí, y con eso se hacen banderas. Son raros Los Redondos, viven para ellos y no les importa nada más. Y con Walter se hacen los famosos, esa es la bronca que me da.
¿Y usted intentó acercarse a ellos?
Una vez tenía tanta bronca que quise ir. Fue cuando tocaron en Club Huracán, porque yo trabaja cerca de ahí. Hice tres cuadras, pero no se podía caminar de la gente que había, así que me volví.
¿En qué estado está la causa ahora?
Está en las Naciones Unidas, pero se está moviendo muy lento. En el 96 fuimos a la Comisión Interamericana a pedir justicia, porque acá no pasaba nada. Al oficial Sliwa, que estaba la noche de la detención de Walter, lo tomaron por loco y lo jubilaron. Y él me mandó unas cartas donde me contó todo, porque estaba harto de verme llorar tanto.