Viernes 29 de diciembre de 2000, SI, Clarín

LOS CONMOVEDORES SHOWS DE LOS REDONDOS EN RIVER

Dos canchas de River llanas confirmaron su status de banda inigualable

El montaje final / es muy curioso. No hay parámetro para medir lo que acaba de suceder. Cuatro minutos atrás, el Indio Solari convocaba a los 70 mil redonditos presentes a armar "el pogo más grande del mundo". Y lo que sucedió durante "Ji Ji Ji", último tema del último bis de los recitales más convocantes de la historia del espectáculo en Argentina, tuvo y tendrá dimensiones históricas para los involucrados. Muy, pero muy pocas veces algún acontecimiento (¿el regreso de Juan Perón en 1972?, ¿el festejo del mundial 86 en Plaza de Mayo?) consiguió semejante comunión masiva en tal intensidad. Ni siquiera los diezshows de los Rolling Stones, ni los tres Pop Mart de U2 ni (de verdad, no) el inolvidable "De música ligera" con que Soda Stereo despidió su carrera arriman a semejante catarsis colectiva. Potenciada, además, por la dura advertencia del Indio Solari la noche anterior ("consideren ésta como una de nuestras últimas presentaciones") a raíz de los incidentes que terminaron con la vida de Jorge Ríos. Y remaada cuatro minutos después (a luces encendidas) con un vals de Strauss haciendo marchar la desconcentración en una escena que le habría encantado filmar a Stanley Kubrick.

Cerrando el año, la dupla Solari-Beilinson se despachó en Momo Sampler con otro manifiesto sobre la constante mutación de Patricio Rey. Ahora, siguiendo las pistas del Último Bondi a Finisterre, la pulsión dionisíaca-carnavalera (Momo) y la tecnológica (Sampler) se fusionan como una unidad invisible y el corazón de la banda se alimenta de cables y chips. Asumiendo ejemplos clásicos de bandas que supieron regenerar su popularidad desde la vanguardia (U2 con Achtung Baby!, Soda Stereo en Dynamo), los Redondos volvieron a apuntar alto, con la certeza de no especular ni subestimar las expectativas de sus seguidores. Y si todo sale bien, en marzo reanudan el carnaval.