Viernes 21 de abril de 2000, SI, SUPLEMENTO JOVEN, CLARIN
LA VIDA SECRETA DE LOS REDONDOS EN LOS MEMORABLES RIVER
Detrás de las paredes
El Indio Solari y Skay, que partieron esta semana a New York para mezclar el nuevo disco, escucharon el concierto del sábado en CD en los camarines. 100% backstage.
" Y que querés, me salió así." Pasada la medianoche del domingo y en la intimidad de un camarín que no supo de sector V.I.P ni festejos altisonantes, un Indio Solari ya relajado repasaba así ante colaboradores del grupo de la enérgica intervención con la que horas atrás había sacudido la atención de casi ochenta mil personas. Había dicho: "¡Escuchen, carajo!", como encrespado prólogo para la advertencia que cortó el aire de River Plate: "Consideren ésta como una de nuestras últimas presentaciones". El unísono "¡Nooo!" que trepó desde el campo y las plateas hacia el escenario puede archivarse ya como uno de los momentos más conmovedores de la historia del rock argentino. Habrá que buscar tal vez en el impacto de esa espontánea línea de guión la pista más firme para suponer que eso de "nuestras últimas presentaciones" no se circunscribía solamente a estos dos shows y que el film, aunque tenso, sigue.
La secuencia de los hechos que llevaron al Indio al anuncio de un posible final (algo que Poli explicaría horas después como "el producto de una emoción violenta que teníamos") es la siguiente. Mientras en el escenario el grupo toca "Gran Bonete, Poli recibe en el backstage el parte urgente de Pablo Baldini y su hijo Claudio Quartero: "Hay un tipo ahí que está jodiendo", le dicen. Ya se había apersonado en la zona privada por detrás del escenario un grupo de fiscales contravencionales de la Ciudad, quienes tomaron noticia de los incidentes a través del sistema de monitoreo de seguridad del club. Poli, entonces, le comunica al grupo que hay que parar y que es necesario prender las luces del estadio. Lo que sigue es historia desconocida.
"¿Sabés la cara que tenía el Indio cuando lo saqué del escenario?, estaba angustiado, verde... recaliente. Nadie entendía ni medio lo que estaba pasando", repasa Poli. Al parate le siguieron veinte minutos de largos silencios en los que, según coinciden en señalar testigos diversos, nada anticipó el posterior discurso. "No fue premeditado", insistiría Poli.
De todas maneras, Solari, que había permanecido durante las horas previas al show del sábado en camarines, tenía